
Y es que, en este año y medio de juicios, la empresa se empleó a fondo: llamó a declarar a sus mariachis y se gastó un pastón en abogados para convencer a los jueces de que lo ocurrido fue un acto de extrema violencia. Las sentencias han revocado cinco faltas muy graves y un despido, poniendo en evidencia su absurda versión. El departamento de Recursos Humanos ha fracasado, y con ellos, todos los que participaron en esta farsa: tanto los que sugirieron la apertura de los expedientes (CCOO y UGT) como los que se levantaron junto a ellos de la mesa de negociación (STC-UTS-STC) para escenificar, frente a la empresa, que nunca se sentarían con violentos como nosotros; los mismos que utlizaron al CI para dejarles indefensos. ¡Todos han fracasado!
Nosotros, al contrario, no vamos a ocultar nuestra satisfacción por esta importante victoria; asumiremos la sanción final como uno más de los riesgos del sindicalismo reivindicativo, siempre hemos sido conscientes de ello.
Seguiremos luchando por la readmisión de Porfi y Alvaro, y en contra de la flexibilidad en Telefónica, la misma que padecen millones de trabajadores y que ahora la patronal quiere globalizar: aparcadas sus históricas intenciones de abaratamiento del despido, entrará a saco en la desregulación total de jornadas y salarios; con la eterna excusa de la creación de empleo, el gobierno ya ha sentado en la mesa de negociación a patronal y «agentes sociales» para firmar una Nueva Reforma Laboral.
La única respuesta posible ante los abusos empresariales será la movilización, será la huelga general.
Salud y Libertad
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